¿Qué son los sesgos cognitivos? [5 ejemplos]
Si eres de los que va al cine y pide palomitas de maíz, quizás has tenido que elegir entre opciones similares a esta:
Si has escogido las palomitas de 6,50€ pensando que era la mejor opción de todas, has “picado el anzuelo”.
Es lo que se denomina como el efecto “decoy”. Este fenómeno se produce cuando, a dos alternativas, se añade una tercera opción menos atractiva (el señuelo) para influir en nuestra percepción de las dos originales.
Este efecto es uno de los cientos de sesgos cognitivos más utilizados para influir en nuestras decisiones de compra.
Y entonces ¿qué son los sesgos cognitivos?
¿Qué son los sesgos cognitivos y cómo influyen en nuestras decisiones?
Amos Tversky y Daniel Kahneman (autores de la teoría prospectiva) definen los sesgos cognitivos como “los patrones de respuesta sistemáticos, pero supuestamente defectuosos, de las personas ante los problemas de juicio y decisión”.
Básicamente, los sesgos cognitivos son las respuestas de tu cerebro a las miles de decisiones del día a día que tienes que tomar.
Y es que el tema de las decisiones no es baladí, ya que un adulto promedio toma alrededor de 35.000 al día: qué comer, qué comprar, qué ropa ponerse, etcétera.
Ante dicha cantidad de estímulos, para no saturarse, nuestro cerebro busca la manera de ahorrar energía por medio de dos sistemas.
El sistema 1 es rápido y, a la vez, emocional. El sistema 2 se caracteriza por su lentitud y su lógica. En su libro Pensar rápido, Pensar despacio (2012), Kahneman define este fenómeno de la mente humana de la siguiente manera:
El Sistema 1 opera de manera rápida y automática, con poco o ningún esfuerzo y sin sensación de control voluntario.
El Sistema 2 centra la atención en las actividades mentales esforzadas que lo demandan, incluidos los cálculos complejos. Las operaciones del Sistema 2 están a menudo asociadas a la experiencia subjetiva de actuar, elegir y concentrarse.
Kahneman apunta que la diferencia entre el Sistema 1 y el 2 busca optimizar la manera en la que procesamos la información.
El Sistema 1, en concreto, se caracteriza por ser rápido y dicha rapidez es la que toma la mayoría de las decisiones diarias, lo que deja en evidencia que l a mayoría de las personas no son tan racionales como creen. Es ahí, cuando los sesgos cognitivos entran a jugar un papel principal en los juicios que emitimos a diario.
¿Pero cuántos sesgos cognitivos hay y en qué se caracterizan?
Categorías de los sesgos cognitivos
Según la categorización hecha por Buster Benson (autor del libro Why are we yelling? ) los sesgos cognitivos se pueden dividir en 4 grandes categorías:
Veamos algunos ejemplos específicos.
Ejemplos de sesgos cognitivos
- Sesgo de confirmación: Es aquella tendencia de buscar o interpretar información que sustenta o valida nuestras creencias preestablecidas.
- Efecto “Halo”: Según Kahneman, es la tendencia a gustarnos (o disgustarnos) todo de una persona (incluyendo cosas que no hemos observado). Este sesgo influye a gran escala en nuestra manera de ver a la gente o las situaciones del día a día.
- Efecto Ikea: Dan Ariely (autor de “Las trampas del deseo” y Mike Norton (profesor en la Universidad de Harvard) acuñaron este término para definir el sentimiento de propiedad que sentimos después de haber puesto mucho esfuerzo en cierta actividad. Ambos investigadores señalan que el orgullo de la propiedad es inversamente proporcional a la facilidad con la que uno ha montado un mueble, ha instalado un software o ha conseguido bañar a un bebé.
- El efecto ancla: ocurre cuando las personas consideran un valor particular para una cantidad desconocida antes de estimar esa cantidad. Por ejemplo, si decidimos comprar un par de zapatillas deportivas por 100€ y, eventualmente, encontramos ese mismo modelo por la mitad de precio, la segunda opción nos resultará la más económica. Este sesgo indica que le damos más importancia al primer pedazo de información que tenemos a mano.
Algunos sesgos te pueden sonar más que otros, porque hayan sido tema de conversación o los hayamos escuchado en situaciones cotidianas, como el Efecto Placebo o la Ley de Murphy. No obstante, la lista supera los 200 actualmente, y son solo los que se han identificado o estudiado.
En resumen, este artículo ha sido un pequeño abrebocas a la economía conductual, la heurística y los sesgos cognitivos. Si quieres ampliar la información aquí expuesta, recomiendo echarle un vistazo a algunos libros que me han servido de fuente para este post como Pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman, Las trampas del deseo: cómo controlar los impulsos irracionales que nos llevan al error de Dan Ariely y PsychoGrowth I: Hackeando el cerebro de tus compradores de José Carlos Cortizo Pérez.
Publicado Originalmente en https://keepcoding.io.
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Imágenes:
Concepto por Dahiana Porto
Ilustraciones de Jess Aran